Por Carlos "el Chino" Consuegra
Juego fútbol desde los 4 años pero no me pidan que recuerde el porqué o cómo lo hacia, ya que hasta los 12 años esos recuerdos se logran materializar mejor en mi cabeza, pero eso si, no hay nada que me robe una sonrisa tan grande o me haga sentir completamente feliz y nostálgico como esas imágenes cortas y borrosas de mi infancia.
Es por eso que tengo una relación emocional tan fuerte con el plantarme en un campo de juego y patear un balón, relación que se ha fortalecido día con día mientras fui creciendo y desarrollándome, entendí que más allá de la diversión se estaba volviendo un hábito, una necesidad, una pasión, algo que necesitas desesperadamente, algo que harías lo que fuera por tenerlo, pero como todo en la vida te pide cosas a cambio para que lo disfrutes, y solo si estás dispuesto a entregarte, entiendes las razones por las que son requeridas y necesarias, ya sea para que se vuelva tu escape de fin de semana, tu trabajo, tu vocación o para aquella frase que te dicen constantemente mientras creces…hazlo para ser el mejor.
La ventaja de esto es que el nivel de involucramiento que quieras tener lo defines Tú, nadie más, solo tú sabes y eres consciente de lo que quieres y hasta dónde te propones llegar, así que seguramente se imaginarán que yo ya estoy hasta las “manitas” y es que después de 30 años me sigue haciendo sentir igual que desde el primer día que toqué el balón.
Pero lo interesante de todo esto es que mientras crecía, tenía que dividir mi tiempo entre la cancha y la oficina, ¿pero saben algo? Pareciera que es tan parecido…todo mi esfuerzo y dedicación estaban enfocados en competir, fortalecerme, fortalecer a mi equipo y ganar, pensaba que todo lo que hacía se quedaba hasta ahí, en el terreno de juego, cada gota de sudor y de sangre se esfumaban una vez que salía del campo, sin embargo crecí, madure, envejecí, me volví más sabio; entendí el porqué no me pesaba quedarme tarde a trabajar varios días si eso nos llevaría a alcanzar los objetivos, el porqué me gusta generar relaciones antes que enfrentamientos, el porqué ser constante te abre el camino, el porqué disfruto tanto formar nuevos talentos, el porqué a pesar de alguna derrota antes de lamentarlo ya estoy pensando como sobreponerme, el porqué lo sigo practicando y sigo aprendiendo de ello.
Es por eso que por más veces que lo reflexiono, no sé si personal y profesionalmente sería la persona que soy hoy si no hubiera jugado fútbol, porque en una cancha o en una sala de juntas, no he parado de hacer lo que más me gusta, así que simplemente me toca disfrutarlo y agradecerlo.
Conmigo fue el fútbol pero como digo, lo qué sea que te haga feliz.
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