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La montaña de tu vida(Primera parte)

Actualizado: 15 may 2020


Por David Vargas Zepeda


En el montañismo como en la vida, el alcanzar los objetivos que nos planteamos requiere de un esfuerzo personal constante, antes de partir, durante el trayecto y después de alcanzar la cima.

Entendamos entonces, que para alcanzar el éxito será necesario prepararnos mental, física y espiritualmente.


Día 1 – Define la Meta

En mi caso definí un par de metas, llegar al Campamento Base del Everest y alcanzar una cima de más de 6,000 metros.


Todo inicio cuesta, llega el momento de Cruzar el Puente que te lleva de las palabras a los hechos.

Hay que evaluar con que cuentas y que te detiene para avanzar, en mi caso en mi mochila llevaba temas mentales como los logros pasados, miedos al fracaso, sobre análisis y resistencia al cambio. Físicos, tiempo sin hacer ejercicio, condición física, acondicionamiento a la altura y edad. Sociales, compromisos familiares, críticas sociales “tienes pies de centro comercial”, porristas “porque no te vas mañana, si se puede” y estatus profesional entre otros.

A la cual le pude adicionar nuevos requerimientos para llevar a cabo el proyecto, los costos asociados, tiempo, equipo técnico y el grupo de expertos que te acompañaran.

Con todo esto en mente debí preguntarme ¿si estaba dispuesto a hacerlo?

Encontrando el , en mi deseo de logro y trascendencia. Entendiendo que, con la fuerza de mis valores debía disfrutar el esfuerzo de cada paso del proceso. Generar nuevos hábitos positivos, los recursos necesarios, adquirir los conocimientos y construir confianza en mí mismo y en los que compartirían estas metas.

Inicia entonces un proceso de casi tres años y medio, de acondicionamiento físico, mental, alimenticio, acompañado de ascensos a distintas cumbres de nuestro querido México, desde las dominicales como el cerro San Miguel y Pico del Águila, hasta más retadores como el Nevado de Toluca o el Iztaccíhuatl, así como algunas cimas de Guatemala y Perú.

No todo es miel sobre hojuelas, hay que recuperarse de lesiones, sentir el mal de altura, sortear accidentes y sobre todo encontrar que no siempre se llega a la meta por más que te esfuerces.

¿Cuáles son tus metas?

Día 2 – Enfrenta el reto

Llego finalmente el momento de iniciar el viaje, ¡Nepal en la mira!... listo con un grupo de amigos que comulgaron con el objetivo, creían en la importancia de hacer equipo, en sumar las capacidades y características de cada uno y la voluntad de ir y regresar sanos y salvos.


Katmandú, ciudad mágica que un par de años antes había sido dañada por un terremoto y cuyo impacto todavía se dejaba ver en edificios y templos. El espíritu y fortaleza de los Nepalíes se demostraba a cada instante en su felicidad por vivir la vida y su profunda religiosidad, que los hace ser unos seres humanos maravillosos en todos sentidos. Esto nos lo hicieron sentir con el alto sentido de compañerismo, familiaridad y hospitalidad del que fuimos objeto a lo largo de todo el recorrido, no obstante, las limitaciones que su economía les presenta.

Las aventuras empezaron desde el momento de arribar a un aeropuerto, carente de la infraestructura esencial, como ejemplo completamos 3 distintos formatos de visado y pago de impuestos, a ciencia cierta nadie sabía cuál era el correcto, la casa de cambio era un solo puesto de feria donde todos los locales que regresaban de trabajar en Abu Dabi querían realizar operaciones y donde el que más gritaba era el primero en ser atendido, obvio el Mexicano era el más ruidoso y puso orden y permitió que atendieran a una turista y se hiciera una fila,

Al siguiente día recorrido turístico para el jet lag, acompañada de una larga junta de trabajo con el Sherpa líder y otros miembros del equipo, donde se afinaron los detalles del trekking y ascensos.

¿Cuál es el primer paso que debes dar para lograr tu meta?


Día 3 – Superando obstáculos

Un nuevo día, muy temprano nos alistamos para volar a Lukla cuyo aeropuerto estás catalogado uno de los tres más peligrosos del mundo. Bueno aquí es donde empiezan los contratiempos, ya que después de varias horas nos indican no podremos volar debido al mal clima y esto podría prolongarse por varios días (después nos enteramos que hasta el 4to día se pudo volar), ¿Cómo solucionarlo?, bueno con unos miles de dólares y con más alto riesgo tomaríamos un helicóptero, ya por la tarde y administrando el peso del equipo que podríamos llevar, decidimos lanzarnos a la aventura.


No hay mal que por bien no venga y tuvimos un recorrido espectacular, pero no pudimos llegar hasta donde teníamos contratado el hospedaje por lo que tuvimos que buscar de noche un lugar donde descansar, por suerte logramos un sitio bastante adecuado.

Ahora a caminar 10 días para ir ganando altura y distancia, con sesiones diarias de 10 a 12 kilómetros y de unas 6 a 8 horas.


Todo iba bien, los mexicanos con buen ritmo y reconocidos por todos los montañeros por ser los más conversadores y desordenados al caminar, todos al vernos con nuestra gorra Nacional nos saludaban con frases como “Acapulco, Tequila, Mariachi… sin faltar Cabrones” y solo unos cuantos, con un hola, buen camino. Pero al alcanzar los 5,050 metros (casi la altura del Izta 5,230) la altura hizo sus estragos y pasamos una noche muy complicada, replanteándonos el proceso de climatización.


¿Cual es el obstáculo más grande para lograr tu meta?


CONTINUARÁ...

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