Liderazgo que gana: La fórmula de Pat Riley para crear equipos de alto rendimiento

Por Guillermo Iglesias Arroyo

Con motivo del inicio de los playoffs de la NBA, es inevitable pensar en las grandes dinastías del baloncesto. Equipos que no solo ganaron campeonatos, sino que dejaron una huella imborrable por su cultura, cohesión y mentalidad imparable. Entre ellos, los Lakers de los 80 dirigidos por Pat Riley brillan como una de las referencias más poderosas… y no solo en el deporte. Su legado, plasmado en el libro The Winner Within, ofrece lecciones profundas para quienes lideran equipos en el mundo corporativo.

Esta vez vamos a revisar tres conceptos clave de este gran libro que pueden ayudarte a transformar la cultura de tu equipo: The Disease of Me, The Core Covenant y Thunderbolts. Todos ellos, aunque nacidos en el contexto del deporte de élite, se aplican de forma brillante en entornos empresariales.

1. The Disease of Me: El enemigo silencioso del equipo

Pat Riley define The Disease of Me como ese momento en que los intereses individuales empiezan a anteponerse a los del colectivo. No se trata de maldad, sino de una erosión progresiva del espíritu de equipo. Sucede cuando alguien siente que merece más reconocimiento, más beneficios, más atención… sin ver cómo eso afecta al todo.

En una empresa que acompañé, el equipo de marketing tenía un talento estelar: una directora brillante e, innovadora, que cerraba campañas exitosas una tras otra. Pero también era la primera en llevarse el crédito, la última en compartir información, y poco dispuesta a colaborar si no era su idea la que se ejecutaba. Los demás empezaron a frustrarse, a retirarse, y poco a poco el equipo se fragmentó. A pesar del talento individual, los resultados colectivos empezaron a caer.

Este es el clásico caso de The Disease of Me. Como dice Riley, "cuando los logros pasados hacen que los individuos se crean más importantes que el equipo, comienza el declive". Identificar este patrón es clave para cualquier líder, porque rara vez viene acompañado de señales evidentes. Es más sutil: pequeñas actitudes, silencios estratégicos, falta de cooperación, que con el tiempo se vuelven veneno.

2. The Core Covenant: El contrato invisible del compromiso

Lo que cambió la situación fue introducir el segundo concepto del libro: The Core Covenant. Un acuerdo creado por el propio equipo, donde se definen principios de convivencia, formas de colaboración y valores no negociables. En este caso, el equipo de marketing trabajó con herramientas de feedback, ejercicios de reflexión y finalmente estableció su pacto: reconocimiento compartido, comunicación abierta y respeto a la diversidad de ideas.

El cambio fue progresivo, pero notorio. La estrella creativa entendió que no bastaba con ganar premios: había que ganar respeto. El equipo encontró una nueva forma de funcionar, más horizontal, más consciente.

3. Thunderbolts: Las tormentas que prueban el carácter del equipo

Pero como bien explica Riley, ningún equipo está exento de tormentas. Él las llama Thunderbolts: esos eventos inesperados que sacuden al grupo —una crisis de liderazgo, una pérdida importante, una traición interna, un cambio brusco en las reglas del juego. En la empresa que asesoraba, el “rayo” llegó en forma de una reestructura que redujo el equipo a la mitad. El verdadero reto no fue solo sobrevivir al cambio, sino mantener la cohesión cuando todo parecía desmoronarse.

Inspirados por la lectura, decidimos enfrentar el Thunderbolt de la misma forma que los equipos campeones: hablando con brutal honestidad, reafirmando el propósito común y adaptando el Core Covenant a la nueva realidad. Esa adversidad terminó reforzando la cultura. El equipo que quedó no solo se volvió más ágil: se volvió más unido.

¿Qué nos enseña Pat Riley sobre los equipos ganadores en el mundo corporativo?

Su fórmula, traducida al lenguaje empresarial, podría verse así:

EQUIPO GANADOR = (Confianza x Claridad de propósito x Responsabilidad compartida) – Ego individual + Resiliencia ante Thunderbolts

Cada factor se construye con intención. La confianza se gana, la claridad se comunica, la responsabilidad se acuerda. Pero basta un solo ego desalineado para desbalancear la fórmula… y es ahí durante la tormenta, donde se revela quiénes están realmente comprometidos.

Como dice Riley:

"Great teams are not born from a dream. They're built through deliberate effort, shared sacrifice, and an unshakeable belief in each other."

Quizá no todos tengamos una cancha ni luces brillantes sobre nosotros, pero todos, en cualquier oficina, podemos construir un equipo campeón desde adentro. Porque el verdadero ganador… está dentro de cada uno.

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