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La Retroalimentación: ¿Nuestro aliado o enemigo?


Por Carlos Meneses


Uno de los puntos más importantes para establecer nuestra trayectoria profesional, es la capacidad que tenemos para ir creciendo a través de esta. El ser objetivo al juzgarnos a nosotros mismos, permite que lleguemos a insights relevantes a determinar el camino que debemos seguir para dar el siguiente paso en nuestras vidas. Sin embargo, muchas personas tienden a defenderse de la crítica tanto propia como externa lo cuál hace el camino a nuestro progreso más complejo de lo que podría ser.


Durante mi carrera como deportista uno de los hábitos más importantes que cultive fue el de estudiar video. Es decir, las grabaciones de nuestros entrenamientos para poder ver, objetivamente, el desempeño que tenía. A partir de esto juzgar cuales eran mis errores, la base de la que nacían (falta de entendimiento del sistema, mala comunicación, pobre técnica, etc...) y proceder a tomar acciones para asegurar que esas causas subyacentes fueran atendidas.



Por esta razón considero que el deporte nos enseña a separar el desarrollo que tenemos de quienes somos como personas y como resultado, somos capaces de juzgar nuestro desempeño sin sentirnos agredidos personalmente logrando vencer uno de los retos más grandes que tenemos en el plano personal y corporativo.


Esta característica como deportistas nos lleva a desarrollar la habilidad de mantener un proceso de mejora continua sin luchar contra un aliado que comúnmente vemos como un enemigo… “la retroalimentación o el feedback”.


Como resultado, un deportista siempre está buscando ser mejor, está dispuesto a escuchar y reflexionar sobre de donde provienen sus fallas y finalmente, a atenerse a un régimen que le permita llevar su desempeño al siguiente nivel. Esta es una característica invaluable en el ámbito laboral que nos da una como recompensa clave en los tiempos actuales: el poder reinventarnos y ser altamente competitivos a lo largo de nuestras trayectorias.


Ya que todos venimos de distintos trasfondos, es difícil que podamos compararnos con los demás en nuestro desempeño y considerar el resultado de esa comparación como una medida “justa”. Una lección fundamental que debemos de aprender es que como resultado tanto en el ámbito deportivo como en el laboral, es más importante esforzarnos por ser la persona con el mayor crecimiento, que la persona con el mejor desempeño.


Juzgarnos a partir del camino que hemos recorrido es una mejor opción que por cuanto nos queda por recorrer.

Al enfocar nuestros esfuerzos en el progreso en vez del resultado, tendremos la oportunidad de observar el efecto compuesto, esto quiere decir que los pequeños pasos que tomamos y parecen imperceptibles al acumularse a través del tiempo se convierten en cambios importantes que desde ese día nos brindarán resultados extraordinarios.


Un ejemplo de esto es el clásico acertijo de ¿Qué es mejor? Un centavo que duplica su valor cada día por 30 días o 1 millón el día de hoy.


Es de suma importancia comprender y valorar nuestra maravillosa historia de vida, que a pesar de tener adversidades e importantes lecciones, nos ha brindado la capacidad de resurgir con una versión mejorada de nosotros, utilizando nuestro talento y a nuestro fiel aliado: la retroalimentación.

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